En Mallorca no había tradición de rastrillos hasta que, hace unos cuantos años, un australiano empezó a sembrar pueblos con esta modalidad de compra y venta.
El primero fue en Consell, donde cada mañana de domingo cientos de puestos llenan de colorido su polígono industrial.
En 1994 John Douglas era un hacendado australiano que trabajaba en Londres como jefe de márketing en una multinacional. Pero unas vacaciones en Mallorca cambiaron su destino; un año después decidía dejar su cargo de alto ejecutivo y afincarse en Consell. Después vendría lo del rastrillo. Un domingo se fue al polígono industrial de la localidad e instaló seis mesas repletas de objetos reunidos a lo largo de su vida. Lo hizo durante tres meses seguidos, sin que nadie intentara imitarle, y con tan escasa afluencia de clientes que a veces se iba sin vender un solo artículo. El rastrillo reúne ahora más de trescientos puestos y son muchos los que no pueden instalarse en él por falta de espacio. Su éxito ha animado a otros ayuntamientos de la isla, a los que Douglas asesora, a copiar la iniciativa. A las siete y media de la mañana empiezan a montarse los tenderetes. Muchos vendedores son extranjeros, parejas que se han instalado en Mallorca ya en la madurez y deciden desprenderse de parte de sus enseres para obtener algún beneficio económico. Otros son jóvenes que han rastreado en desvanes y sótanos para ofertar todo tipo de objetos inverosímiles. Objetos cotidianos y sorprendentes
Los anticuarios se han percatado de las bondades de este rastrillo, que puede reunir cada domingo a más de siete mil personas. Algunos trasladan hasta aquí parte de sus existencias, aunque mantienen precios de tienda. El recorrido es muy agradable y cómodo, pues los puestos están repartidos a lo largo y ancho de holgadas calles, lo que impide que se produzcan aglomeraciones. La variedad de artículos es interminable: ropa de segunda mano, muebles, lámparas, puertas, herramientas, cuadros, discos, libros, un tornillo en apariencia inservible... Lo habitual en un rastrillo.
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1 comentario:
Se lo recomiendo a todos los amantes de los rastrillos, para pasar una buena mañana en Consell, el pasado domingo he encontrado una gramola en muy buen estado!!! y queda fantastica en el salon!!
SUERTE!
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