MOLINOS DE VIENTO


Si llegamos a la isla de Mallorca en avión, las primeras construcciones que nos dan la bienvenida son los molinos de viento del Pla de Sant Jordi.

No hay edificación que identifique más al centro de la isla como los “molins de vent”. Según su labor, se diferencian entre molinos de grano (harineros) o de regadío (extracción de agua).

Esta construcción, ya en desuso, aparece documentada en el retablo de Sant Jordi representando las labores del campo del S. XV, pero tuvo su apogeo en el S. XVIII.

El molino harinero se utilizaba en la molienda de grano, sal y otros materiales y era usado por los agricultores mallorquines para la fabricación de harinas.

Se caracterizan por una torre elevada, que puede llegar a los 10 metros, sobre una base y solía acoger la vivienda del molinero desde cuyo terrado se recogían o colocaban las velas de algodón de las aspas. En el último piso del molino se encontraba la muela que trituraba el grano.

El molino introducido en la isla en el S. XVIII se diferencia por sus tipos de velas: latinas (en la localidad de Selva), latinas y cola (Llucmajor y Manacor) o de torre estrecha (estos ya pertenecientes al S. XIX).

Los molinos de extracción de agua son posteriores a los harineros. Surgieron en el S. XIX y eran utilizados como sistema de regadío de los campos. Con esta función se instalaron en Muro y Sa Pobla, las zonas de mayor producción agrícola de la isla.

Actualmente la asociación “Amics dels molins” (amigos de los molinos) está ejerciendo una escrupulosa catalogación y descripción de estas construcciones rurales que tan importantes han sido en la historia balear.

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