"El 8 de octubre de 1993 la isla de Menorca fue declarada por la UNESCO Reserva de Biosfera.


Las Reservas de Biosfera son lugares del planeta donde se experimenta el concepto de desarrollo sostenible. Es decir, son territorios donde la actividad humana se desarrolla de manera compatible con la conservación de los recursos naturales, con el fin de asegurar su persistencia para las futuras generaciones de habitantes y visitantes de la isla."
El clima de la isla es típicamente mediterráneo, destaca por sus suaves temperaturas, cuya media anual se sitúa entre los 16 y los 17 grados centígrados. En verano, se alcanzan los 24 y en invierno, los 11. Su clima se puede clasificar como "suave", y el fresco viento del norte, llamado tramuntana, caracteriza el paisaje menorquín.
La lluvia media anual varía de un lugar a otro de la isla entre 450 mm, en la región sudeste, y 650 mm en regiones del interior y del extremo noreste. El reparto de esta lluvia durante los meses del año es también muy desigual; de esta forma en un régimen normal de lluvias corresponde al otoño el máximo estacional de lluvia, siendo muy escasa en la época estival.
Menorca ha sido, desde la prehistoria hasta tiempos muy recientes, lugar de paso de distintas culturas a causa de su situación estratégica en el centro del Mediterráneo occidental, que ha propiciado que desde los albores de los tiempos diferentes pueblos hayan codiciado la isla como puerto de escala y refugio.
Unos y otros dejaron un rico legado histórico en la isla, que hace del más oriental de los territorios de la Baleares una tierra con un relevante patrimonio.
Es por ello que historiadores y arqueólogos han considerado que Menorca constituye un auténtico museo al aire libre.
Tanto su prehistoria como la historia son tan intensas que parecen impropias de un territorio de tan reducidas dimensiones
Se ha constatado la presencia humana en Menorca a principios de la Edad del Bronce (2000 aC), momento que recibe el nombre de periodo pretalayótico y que nos ha dejado importantes monumentos funerarios como los sepulcros megalíticos, y las sepulturas colectivas llamadas navetas, la más conocida de ellas es la Naveta des Tudons, así como pequeños poblados formados por habitaciones absidales.
El caballo es el protagonista de todas las fiestas populares que se celebran a lo largo del verano menorquín. Desde junio a septiembre, los caballos y sus jinetes, vestidos de blanco y negro los primeros, y adornados con lazos, bordados y claveles multicolores los segundos, reviven cada año un ritual que nace a principios del siglo XIV.
El calendario de fiestas populares es:
Junio, 23 y 24, Sant Joan en Ciutadella.
Julio, finales, Es Mercadal, Fornells y Es Castell.
Agosto, prácticamente todos los fines de semana, Es Migjorn Gran, Llucmaçanes, Alaior, Sant Climent, Ferreries (24 y 25, Sant Bartomeu) y Sant Lluís.
Septiembre, 8 y 9, Mare de Déu de Gràcia en Maó.
Las más tradicionales son las de Sant Joan. Su origen se remonta a principios del siglo XIV y es religioso: la Obrería del santo se dirigía en romería a caballo a una pequeña ermita rural para honrar a su patrón. Los «caixers» son los jinetes que representan los estamentos sociales: iglesia, nobleza, artesanos (maestro y aprendiz) y payeses (agricultores, uno del norte y otro del sur del término municipal); los «cavallers», el grueso de la cabalgata («qualcada»), son todos payeses de diversas edades, desde los 7 u 8 años a los más de 70.
La fiesta se inicia el domingo anterior al día 24 de junio, el «Día des Be». Un payés vestido con pieles de cordero, a la manera de san Juan Bautista, recorre descalzo las calles antiguas de Ciutadella, acompañado por los «caixers» también a pie, e invitando a todos a la fiesta que se acerca. El día 23, a las 2 en punto de la tarde, y en el palacio del «Caixer Senyor» (noble) que preside la fiesta el bienio correspondiente, se inicia la fiesta con el «primer toc», la primera vez que suena el «flabiol», una sencilla flauta hecha de caña que con un pequeño tambor irán marcando permanentemente el compás de la celebración.
Los escenarios principales y horarios aproximados de la fiesta son:
Día 23: 14,00h. palacio del «Caixer Senyor»; 18,00h. Plaça des Born, donde caballos y jinetes demuestran sus habilidades y elegancia al ritmo del «jaleo», la música típica de la fiesta; 19,30h., ermita rural de Sant Joan de Missa, a 3 kilómetros de Ciutadella; 21,00h. calle de Ses Voltes, plaza de la Catedral; 23, 30h. estrechas calles medievales entre Ses Voltes y el museo del Bastió de Sa Font y Santa Clara.
Día 24: sobre las 10,00h. pruebas de los juegos medievales en el Pla de Sant Joan, en el puerto de Ciutadella. Se repiten los actos de la noche en las calles medievales. Por la tarde, a las 18,00h. se celebra «la convidada», donde el jinete noble invita al Ayuntamiento a contemplar los juegos que se celebraran en Es Pla una hora más tarde. Estos juegos son la parte más espectacular y peligrosa de la fiesta, y en ellos participan los jinetes más veteranos. Consisten en tres pruebas de habilidad ecuestre: «Ensortilla», prueba de equilibrio y puntería; «rompre ses carotes», prueba de habilidad por parejas; y «córrer abraçats», la prueba más peligrosa, en que dos caballos se lanzan al galope pegados mientras sus jinetes se abrazan.
La bebida típica de la fiesta, y de las otras fiestas populares de la isla, es el «gin», la ginebra heredada de los ingleses, que se toma con limonada o zumo de limón natural. En casi todos los pueblos de la isla esta mezcla se denomina «pomada».
En Sant Joan y en el resto de celebraciones estivales, el caballo de raza menorquina es uno de los protagonistas principales, aunque participan también caballos de otras razas. El caballo de raza menorquina, reconocido oficialmente como de raza autóctona en 1989, debe ser totalmente negro, esbelto, de ojos redondos y mirada viva, musculoso y potente, de extremidades largas, carácter noble, enérgico y potente y estampa elegante y rústica. Es apto para cualquier tipo de doma, para el uso de la silla y del enganche. La Asociación de Criadores y Propietarios de Caballos de Raza Menorquina trabaja con esfuerzo por la mejora genética de estos caballos, muy apreciados por los criadores europeos, sobretodo catalanes, alemanes e italianos. La raza es de origen berberisco según los últimos estudios, y es uno de los pocos caballos totalmente negros que se conservan en Europa. Como tradicionalmente los trabajos del campo se realizaban con asnos, el caballo se ha mantenido esbelto y de movimientos ágiles, presentando hoy ejemplares de gran belleza en continua revalorización.
El patrón se repite en las fiestas patronales de las otras poblaciones, donde el «Caixer Senyor», el noble, es sustituido por el «Caixer Batle», el alcalde o un miembro de la Corporación Municipal.
La fiesta patronal de la isla se celebra el 17 de enero, Sant Antoni. Ese día se rememora la llegada de las tropas del rey catalano-aragonés Alfonso III el Liberal, en 1287. En ese momento la isla se incorporó a la corona de Aragón, después de haber estado bajo dominio musulmán durante casi 400 años.

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