Perlas históricas



Asociar el nombre de Manacor a los sectores secundarios del mueble y la perla no deja de ser una obviedad que ya roza el tópico. Muchos han sido los cambios que desde principios de siglo han ido variando el devenir de ambas y han transformado el entramado social y laboral de la ciudad. Pues aunque parezca ilógico, nunca hasta ahora se había estudiado detenidamente la historia de la perla, ligada necesariamente a su empresa madre, Perlas Majorica. La tesis doctoral (que mereció un excelente cum laude) presentada en la UIB hace una semana por el historiador Sebastià Sansó Barceló (Manacor, 1950), viene a llenar el vacío y a despertar el interés por el papel de la mujer en el inicio de la economía de consumo.
El estudio empieza a partir de la llegada de los hermanos alemanes Karl y Eduard Heusch hasta la isla desde Aquisgrán en 1902 (con escala en París y Barcelona), hasta un siglo después, justo en el momento que estaba a punto de estallar el último cambio de manos de la perlera y su futura deslocalización a países orientales. "En cierta manera era una deuda que Manacor teníamos con la única industria centenaria que queda en la ciudad", incidió el director de la tesis, el conseller de Economía, Carles Manera.
"Se pretende que este trabajo sirva de reconocimiento a todas esas mujeres y niñas que añadieron a sus faenas habituales en el campo, las duras jornadas de calor en el taller", confirmó Sansó. Y es que hasta un 99% de los trabajadores en sus inicios eran mujeres. Llegaron a ser 775 en 1965 sólo en Majorica, y más de 1.000 en todo el pueblo, lo que supuso en esos momentos más de un 10% de la población femenina. "A ello hay que añadirle el trabajo a domicilio, importantísimo durante buena parte de la historia de su sistema fabril", comentó el doctor. La oferta de mano de obra a bajo precio, la posibilidad de un enlace con Palma vía ferrocarril, pero sobre todo la fábrica de electricidad de Servera Melis que se acababa de inaugurar, una novedad en la isla, encauzaron el rumbo y la localización hacia la capital levantina. De hecho se situaron justo al lado, en el número 16 del carrer de Sant Antoni.
En principio Manacor era una sucursal de Barcelona. Era donde de soplaban las perlas vacías de cristal, que posteriormente se rellenaban de mármol y se enviaban a Marsella o a la central de la Industria de Perlas Imitación S.A. de la metrópolis catalana, para su transformación en collares exportables. En la década de los veinte, la poca durabilidad de estas hace que las de opalina o email macizas se afiancen definitivamente, hasta alcanzar un nivel de perfección excepcional. Los acontecimientos de precipitaron y ya en 1937 tanto fabricación como distribución eran responsabilidad exclusivamente insular. Desde Manacor, se exportó a media Europa, cinco países de África, Asia y toda Sudamérica y Oceanía. "Basta con decir que en 1916, Majorica disponía de una sucursal en la quinta avenida de Nueva York", apunta el historiador.
La importancia de Majorica también se mide en tiempo; hasta 1945 no se abrió la segunda nave competente, la de Can Pipes en 1945. Y hay que esperar a 1953 para divisar la que fue y aún es, la competencia directa de les perles grans, Perlas Orquídea. "Lamentablemente, justo un año después de salir de Manacor hacia Montuïri, en 1996, se incendiaron sus archivos históricos, por lo que su seguimiento empresarial ha resultado más complicado".
Lo mismo hubiera pasado si Sansó no hubiera rescatado, limpiado e inventariado in extremis los documentos de la antigua fábrica en 2005, justo antes de su demolición. "Fue una suerte llegar en el momento justo", señaló, al tiempo que agradeció la buena voluntad y colaboración de la nueva propiedad, el director de fábrica, José Escobar y el director general, Carlos Puig.
Publicado por: Diario de Mallorca

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