RAFA NADAL - CAMPEON


El tetracampeón de Roland Garros y ¡¡¡¡CAMPEON ¡!!! al conquistar el torneo de hierba de Wimbledon tiene clara su patria: Manacor (Mallorca). Allí vive arropado por un poderoso clan familiar que se preocupa de mantenerle con los pies en la tierra.
Rafael está pescando con su novia, Xisca. Estos días hemos preferido no entrenar, ni hablar con la prensa”. Son algo más de las 9.30, y Toni Nadal, tío, entrenador y sombra del campeón de tenis Rafael Nadal, pasa minuciosamente el aspirador a la tapicería de su coche, en una gasolinera con auto lavado del polígono industrial de Manacor. Aquí nadie se fija en él, quizá porque, en esta ciudad mallorquina, los Nadal son un clan famoso, y Toni, uno de sus miembros más conocidos. Aunque no sea una estrella como su sobrino. “Es igual. Rafa limpia también su coche en las gasolineras de aquí y nadie le molesta”, dice. ¿De verdad?
Resulta difícil de creer que el número dos del tenis mundial, el tipo que acaba de derrotar a Roger Federer en París y en Wimbledon, el que a los 22 años ha ganado ya 18 millones de dólares en premios, pase las vacaciones limpiando personalmente su coche.
“Hay que tener los pies en la tierra. Esto del tenis es algo transitorio. Tiene que saber que todos somos iguales y que hay que respetar a los demás“. Toni Nadal, mallorquín de pro, piensa seguramente que la única manera de poseer un Mercedes último modelo sin despertar envidias es lavándolo uno mismo. Modestia, perfil bajo, son condiciones imprescindibles para disfrutar del éxito.
Todo un plan, al parecer, para contrarrestar la influencia destructiva de la corte de halagadores que rodea a los famosos, de los patrocinadores dispuestos a satisfacer el más mínimo capricho de la estrella, de los organizadores de torneos que le reclaman y agasajan. “Él es uno más”, parece ser la máxima de su tío. Aunque no pare de recibir regalos y le lluevan las tarjetas VIP de las compañías aéreas. Uno más, aunque esté forrado de millones. Y Manacor es una escala clave dentro de este plan de amarre a la tierra. Aquí la gente le conoce desde pequeño y nadie se altera con su presencia. Nada más poner un pie en su ciudad, la megaestrella del tenis desaparece del mapa para dejar paso al chico anónimo. Es quitarse el uniforme de Nike -la camiseta que deja al descubierto los brazos descomunales, el pantalón pirata- y regresar a su vida de siempre. Eso sí, el tenista se mueve sin levantar el menor revuelo por Manacor, vestido con ropa deportiva de su patrocinador.

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