´A´... de alucinante


Se llama simplemente A y no es un submarino, tampoco es propiedad de un malo de ficción y de momento no tiene ningún papel en el mundo Bond. Eso sí, es un yate que ha revolucionado su sector con un diseño nunca visto, unas líneas rompedoras y unas características que hacen de esta embarcación un hito único en la navegación. El A es una de las obras mas recientes de Philippe Starck, el mítico diseñador -que reside temporadas en Formentera- que tuvo carta blanca para poder diseñar un barco nunca visto cuya intención principal es no pasar desapercibido.
Starck recibió el encargo en 2003. Un importante hombre de negocios ruso había pedido a los astilleros alemanes Blohm + Voss que construyese su casa de vacaciones en el mar. El proyecto se llamó inicialmente SF99, por los 99 metros de su eslora. Starck realizó varios bocetos, a cual más espectacular, y el propietario acabó optando por un diseño rompedor, de líneas ultramodernas, una proa afilada y una gran estructura en la parte de popa. Finalmente de la mesa de dibujo a la realidad, el barco creció en 20 metros para acabar midiendo 118 metros.
Su construcción fue uno de los secretos mejor guardados del astillero de la ciudad de Kiel. Esa discreción provocó la curiosidad de algunos medios que llegaron a sobrevolar la zona para poder fotografiar el nuevo buque desde el aire. Por entonces se llegó a decir que no se trataba de un yate sino de un modelo de barco militar experimental por su diseño que recuerda a un híbrido de fragata de última generación y sumergible. Fue el pasado día 3 de enero cuando salió a navegar por primera vez.
Para los diseñadores de barcos como Donald Starkey, la línea del A es tremendamente agresiva "desde el agua es como un dedo gigante que te apunta". "No responde a la idea que que se entiende de navegar tranquilamente",concluye poco convencido. Son de la misma opinión otros profesionales de este mundo que ven en este barco un capricho de billonario difícilmente repetible.

Un interior sorprendente

Si el exterior es epatante, el interior rompe también todos los esquemas. Starck ha tenido carta blanca para desarrollar su fantasía de diseñador-genio decorando las seis suites del barco con elementos de cuero en colores claros mezclados con piezas de acero inoxidable. Prácticamente todas estas estancias tienen un jacuzzi.
La suite del propietario está en la parte mas alta de la torre con una cama de tamaño XXL que puede girarse hacia donde se desee. Es gratuito añadir que todo tipo de aparatos de entretenimiento con tecnología de última generación llenan todos los espacios de la embarcación por donde se reparten cien altavoces, 15 pantallas de televisión de plasma y un sistema centralizado de visión de películas con más de 3.000 títulos guardados en un reproductor. Disponer de un helipuerto -en la proa- también fue una condición que se daba por hecha desde el primer boceto.
¿Y a qué responde esa ´A´? Es la inicial del nombre del propietario y también el de su esposa: Alexandra y Andrey. El segundo responde al apellido Melnichenko, un hombre de negocios ruso nacido en 1972 en Gomel, Bielorrusia, hijo de un físico, que originalmente quiso seguir los pasos de su padre aunque acabó embarcándose en el mundo de las finanzas en plena desmembración de la Unión Soviética. En 1991, con 19 años, empezó a ganar sus primeros rublos y dólares con un pequeño negocio de venta de ordenadores, y dos años después fundó su primer banco, el MDM, cuyo cliente principal era Roman Abramovich, que ya despuntaba en el negocio del petróleo.
Con tan sólo 28 años, Melnichenko amasó una importante fortuna personal invirtiendo en sectores como el metal, la industria y la electricidad, que le ha llevado hoy, a sus 36 años, a ser uno de los cien personajes más ricos del mundo. Su influencia se refleja en los festejos de su boda con la modelo serbia Sandra Nikolic (conocida como Alexandra). Whitney Houston y Christina Aguilera actuaron para ellos.
Los Melnichenko quieren ser tan cosmopolitas como su yate, que está registrado y porta bandera de Bermudas por razones fiscales. Su matriculación en un puerto ruso podría haber incrementado el precio del barco hasta un 30 por ciento -y estamos hablando de una inversión próxima a los 250 millones de euros a la que hay que añadir tres cuadros de Monet comprados en las últimas semanas para la decoración interior-.
En su estreno mediterráneo estuvo navegando en Mallorca fondeado durante varias jornadas en Port de Sóller. Ayer navegó entre Eivissa y Formentera y estos días volverá a la isla antes de seguir rumbo hacia la Costa Esmeralda de Cerdeña o la Costa Azul francesa, lugares idóneos para lucir nueva embarcación y hacer palidecer a los yates vecinos.

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